Acabo de volver, con unos amigos, de un viaje en tiempo record por la Andalucía Monumental. Cinco días, más de cinco monumentales ciudades, y un grupo tan variado que, de haber grabado una peli, Netflix nos la compraba fijo. Desde jubilados españoles con más energía que un Red Bull, hasta viajeros asiáticos que documentaban cada paso y otros cuantos de países varios que se sumaron a la “aventura”. Salimos de Alicante en un autobús que ya había recogido pasajeros y seguimos recogiendo algún otro más por el camino. Al grupo se sumarían, además, aquellos llegados en tren o avión para disfrutar de etapas maratonianas y desayunos a horas en las que el sol todavía se estaba desperezando. ¿Preparados?
Día 1: Santa Fe (Granada)
Base de operaciones. Santa Fe, donde las Capitulaciones de Colón. El hotel, un cuatro estrellas que ha perdido alguna en el camino, nos brindó correctas cenas y reparadores sueños siempre a “buen” ritmo.
Ya antes de llegar, nuestro guía-correo, Juan –Juanola– (España Visión), nos advertía que este viaje iba a ser una prueba de resistencia emocional y física… tipo “Survivor”, pero con flamenquines … Nos quedaría bien claro ¡Digo! 😉


Día 2: Córdoba
La Mezquita – Catedral nos dejó más que boquiabiertos, emocionados… Sin saber que aún nos quedaba aliento para tanto «oh» y «ah». A nuestro guía – correo se sumarían los guías locales quienes, por las callejuelas de la judería cordobesa, nos llevarían, cruzándonos con otros grupos, a la vez que nos contaban no pocas historias de la Historia. Pudimos hasta visitar uno de sus patios quien parecía, ante el pasar de tantísima gente, cantar aquello de “Unos que vienen otros que se van … la vida sigue igual”. A la vuelta, siesta en el bus. Nivel: ronquido colectivo.





Día 3: Sevilla
Nos recibió con sol, naranjos, jacarandas, buganvillas… y unos simpáticos guías locales que hablaban más rápido que el AVE. Nos conquistó la grandeza de su catedral con la Giralda de las que sólo pudimos ver su exterior, aunque disfrutamos de diez minutos para hacernos alguna foto en la Plaza de España. Visitamos una pequeña parte del sorprendente barrio de Santa Cruz y hasta nos acercamos a Triana mientras algunos de nuestros compis se daban una excursión en barco por el Guadalquivir. En nuestro recuerdo alguna leyenda y alguna que otra anécdota… Media tarde y volvemos al bus con la energía de un teléfono al 4% ¡Nos quedan 3 horas de camino de vuelta a Santa Fe! … ¡Ahí es na’!




Día 4: Ronda y Málaga
Ronda sorprendió por “instagrameable” ¡todo en ella es fotogénico y su Tajo, sorprendente!
Málaga nos recibió con algo de lluvia y con más monumentos, más historia, … y más piernas que pedían auxilio… así que «stopr» y ¡Tiempo para un vinito! Si no lo vemos «todo» tampoco pasa nada 😉





Día 5: Granada
Final del viaje y traca final. La Alhambra es tan bonita como agotadora. Subes, bajas, te asombras, te emocionas, … y buscas una fuente como si fueras Lawrence de Arabia. Su Catedral es grandiosa y el barrio del Albaicín alberga unas casas-viñedos con nombre de canción, las cármenes. Y, por la noche, espectáculo flamenco en la Cueva Los Amaya en el Sacromonte ¡Que no nos falte de na’, que no, que no!.







Vamos a ir dando fin a este “road movie” –Andalucía Monumental en tiempo record, del ¡olé! al ¡ay, mis pies! – sin una mención muy especial a nuestro guía-correo ¡Juanola se ha ganado el sueldo bien ganado! ¡Santa paciencia la de este héroe sin capa (aunque merecería una)! Pendiente de todos en grado sumo, igual contaba chistes en el micro, que puso fin a algún “roce” que otro entre clientes. Lo vimos repartir mapas, calmar ánimos, poner música, aguantar quejas, buscar a los despistados y, todo en tiempo récord y sin perder la compostura. –Hago todo lo que puedo con lo que me dan. Esa fue su máxima durante todo el viaje. Pero ya os decimos que hizo más de lo que pudo.

Se dice que la paciencia es una virtud. La de Juanola (con su inseparable Antoñita) es una superpotencia. Hizo de tripas corazones para que todos volviésemos con las mejores de las sensaciones ¡Prueba conseguida!
Sabemos que “Viajar en grupo” tiene sus riesgos: horarios ajustados, convivencia forzada, y esa señora que pregunta “no importa qué” cada media hora. Pero también tiene su magia. Conoces los lugares más emblemáticos, escuchas interesantes historias y encuentras personas encantadoras. Además, si tienes la suerte de contar con buenos guías — como nosotros que disfrutamos de estupendos profesionales ¡Imposible contar más en tan poco tiempo! —, la experiencia se convierte en INOLVIDABLE (aunque tu espalda y tus pies tarden unos días en perdonártelo).

Andalucía, volveré ¡volveremos! Pero la próxima vez, con un poquito más de calma, Ojú, mi arma! 😊



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