En España, tenemos la curiosa tendencia de no valorar lo que tenemos hasta que nos vemos obligados a hacerlo. A menudo nos cuesta reconocer nuestras fortalezas y, en lugar de potenciar lo extraordinario que hay en nuestra tierra, nos perdemos en la crítica. Sin embargo, los datos nos obligan a cambiar esta mentalidad, especialmente cuando hablamos de un sector tan crucial como el turismo. Es momento de reconocer que el turismo no es un problema, sino una solución. Es el sector que, conjugado con una buena gestión, puede ser el pilar sobre el cual construimos nuestro futuro económico y social.
El turismo no es responsable de los males de la sociedad. De hecho, es todo lo contrario. Se trata de un sector capaz de impregnar toda la economía con su dinamismo. En cierto sentido, todos formamos parte del turismo, directa o indirectamente. Solo hay que ver los números: en 2024, España ingresó más de 10.000 millones de euros en los dos primeros meses del año solo por la llegada de turistas extranjeros, con un gasto promedio de 1.000 euros por turista. Y la tendencia sigue en alza, con una variación interanual del gasto de más del 22%.
Pero el valor del turismo va mucho más allá de las cifras directas. Su capacidad para generar riqueza en otros sectores es innegable. Según estudios de la Cámara de Comercio de España, por cada 100 euros generados en turismo, se crean 78 euros adicionales en otras áreas de la economía. Y no solo hablamos de dinero: el impacto en el empleo es igual de significativo. Cada 100 empleos directos en el turismo generan 75 puestos adicionales en industrias relacionadas. Este efecto multiplicador se refleja también en la inversión: por cada 100 euros invertidos, el valor de la producción se incrementa en 72 euros adicionales.
A pesar de estos datos, no podemos permitir que la imagen del turismo se vea empañada por prácticas irresponsables o por aquellos que buscan aprovecharse de este recurso sin control. El verdadero turismo que debemos fomentar es aquel que está regulado, que contribuye de forma justa al sistema fiscal y que genera una convivencia armoniosa en nuestras ciudades y comunidades. Un turismo que crea valor, respeta el entorno y, sobre todo, garantiza el bienestar social.
Es hora de dejar de ver al turismo como un sector que consume recursos y empezar a verlo como lo que realmente es: un motor de desarrollo económico y social. Alicante, con su riqueza natural, cultural y su hospitalidad, tiene en el turismo su mejor aliado. Es crucial que lo valoremos, lo cuidemos y trabajemos para potenciarlo, porque en ello reside no solo nuestro presente, sino nuestro futuro.
Mayte García Córcoles – Secretaria General de HOSBEC