Todos conocemos la Isla Tabarca, los tabarquinos, que así se denominan a sus habitantes, están orgullosos de la misma. Dista 4.3 kilómetros del Cabo de Santa Pola, con una población que oscila entre los 55 y 60 habitantes, por supuesto, no en época veraniega y su densidad, es de 203.3 habitantes por kilómetro cuadrado. Son muchos los que se preguntan su significado, pues bien, a lo largo de la historia fue una isla desierta. Los antiguos griegos la llamaban Planesia, lo que significa Plano. Tiene una extensión de 1.400 metros. El tiempo aproximado para visitarla es de 2 horas, aunque todo depende de la forma en que se realice.

Es un enclave insular de gran valor patrimonial, tanto en lo que se refiere a bienes culturales como naturales. Es por ello que desde 1964 está considerado como Conjunto Histórico, y desde 1986, el entorno marino como Reserva Marina; tenemos que apuntar que fue la primera que se declaró en España, y modelo a seguir en posteriores declaraciones de otros espacios marinos protegidos.

Este pequeño archipiélago de nueva Tabarca ocupa una reducida extensión de terreno, poco más de 30 Ha., sometido a unas peculiares condiciones geográficas, climáticas y edáficas. A lo largo de estos últimos treinta y tantos años, se ha conseguido llevar infraestructuras a la isla, que bajo el prisma del respeto al patrimonio isleño, han mejorado condiciones de habitabilidad, y con ello, se ha propiciado la evolución en los medios de producción de los tabarquinos, desde una economía de subsistencia relacionada con la pesca, hasta la relacionada actualmente con el sector de servicios y el turismo, de la que vive la mayoría de la población en la actualidad, consolidándose como un destino turístico de primer orden, elementos arquitectónicos que conforman el conjunto histórico, ampliado a su vez con algún otro inmueble extramuros. Son los más importantes los siguientes: Murallas y Puertas, Iglesia de San Pedro y San Pablo, Casa del Gobernador, Torre de San José y Faro. Factores como la aridez, salinidad, el viento o una fuerte insolación, condicionan un medio terrestre muy influenciado por la presencia antrópica.

Todo ello configura un espacio singular emergido frente a las costas del Cabo de Santa Pola, falto de relieve, y en el islote más grande, la Isla Plana, con una plataforma elevada de unos 7 metros de altura media sobre el nivel del mar. Las condiciones apuntadas hacen que no se desarrollen especies arbóreas, y que la vegetación sea muy especializada en cuanto a sus adaptaciones morfológicas y sus funciones fisiológicas.

Sus especies botánicas más representativas son: Cambrón, Asterisco de mar, Hinojo de mar, Viborera, Glaucio marino y Escarchada. La fauna terrestre que se encuentra en la isla también debe adaptarse a las singulares condiciones de la misma, caso de algunos reptiles, así como arácnidos e insectos, los cuales después de la vegetación, son el segundo eslabón en las sencillas cadenas tróficas que aquí se encuentran, carentes de grandes depredadores.

De los mamíferos, el mejor representado es el murciélago, ya que el conejo, antaño abundante, hoy en día ha desaparecido. Las aves terrestres son de pequeño tamaño y adaptadas a vivir en ambientes antropizados, caso del vencejo común o el estornino negro. Existen en el archipiélago aves marinas nidificantes de gran interés, caso del Paiño europeo, que cría en el islote de La Galera. Aquí, las especies representativas son: Eslizón ibérico, Gaviota de audouin, Pardela cenicienta, Vuelve piedras,  Salamanca rosada y Paiño europeo. Actualmente, la parte terrestre de Nueva Tabarca está protegida por dos figuras de conservación, que son la Microrreserva de Flora: Islote de la Nao, y la Zona Especial de Protección para las aves (Zepa): Archipiélago Tabarquino.

El medio marino circundante es de una gran riqueza en cuanto a diversidad, lo que le hace poseer un patrimonio natural de inmenso valor. En ese sentido, la Reserva Marina de interés pesquero de Nueva Tabarca, aparte de su primer objetivo en cuanto a la preservación y sostenibilidad de algunas artes de pesca artesanales, conservar unos valores naturales y excepcionales y su gran riqueza biológica, también está entre sus metas a conseguir.

La flota pesquera artesanal o de bajura de los alrededores de la Isla, cuyas embarcaciones típicas son llamadas “bussas”, aprovechan los beneficios que la Reserva Marina reporta gracias a su bien comprobado “efecto reserva”, calando habitualmente otros tipos de artes artesanales, como son los trasmallos, palangrillos, etc., en las inmediaciones del perímetro del área protegida, enriqueciéndose día a día de la biomasa que la Reserva Marina, exporta. Existen en cada zona protegida marina una serie de especies que por su rareza, abundancia o peculiaridad, poseen una significación y valor especial y se convierten en especies emblemáticas. En este caso concreto, podemos resaltar tres especies: la primera de ellas, como especie vegetal, es la fanerógama marina endémica del Mar Mediterráneo, Posidonia oceánica , que ocupa prácticamente el 80% de los fondos de reserva. La segunda, dentro de la ictiofauna, y como gran señor de nuestras aguas: el mero, que alcanza elevadas densidades tanto de ejemplares juveniles, como individuos adultos en todos los rincones de la Reserva Marina. Por último y dentro de los crustáceos, la cigarra de mar, especie de la que se ha percibido una notable recuperación de sus poblaciones dentro de la Reserva, ya que era víctima de una captura masiva manual por pescadores submarinos hasta la creación de la misma.

Todas estas peculiaridades, son el claro testimonio de que la existencia de este espacio marino reporta beneficios a todos, al mismo tiempo que beneficia a un Mar Mediterráneo esquilmado que cada día más necesita de nuestro esfuerzo y dedicación. Y en cuanto a la fauna terrestre, que encontramos en la isla, también debe adaptarse a las singulares condiciones de la misma, caso de algunos reptiles, así como arácnidos e insectos, los cuales después de la vegetación, son el segundo eslabón en las sencillas cadenas tróficas. De los mamíferos, el mejor representado es el murciélago, ya que el conejo, antaño abundante, hoy en día ha desaparecido, caso del vencejo común o el estornino negro. Existen en el archipiélago aves marinas nidificantes de gran interés, caso del Paiño europeo, que cría en el islote de la Galera.

© del artículo: Rafa Rodríguez
© de las fotos: Archivo Municipal de Alicante

Por Rafael Rodriguez DE Gea

Periodista.

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