Desde 2003 se celebra anualmente, cada 10 de septiembre, el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. Esta efeméride fue establecida por la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP) y avalada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) con el objetivo de crear conciencia social sobre este tema, reducir su estigma y promover acciones para prevenirlo.
El lema elegido en 2024 y hasta 2026 es: “Cambiar la narrativa”, para no seguir cayendo en el error de etiquetar este acto de manera frívola. Más que nunca se ha fomentar la comprensión y apoyo entre nosotros. Todos tenemos un papel fundamental en este tema. Tal y como aconseja la OMS, debemos transformar la forma en que se habla sobre el suicidio.
El año pasado participé en la clausura de la jornada “Bienestar emocional en el ámbito educativo” organizado por UEO Alacant (Unidad especializada de orientación, convivencia y conducta de la Conselleria de Educació) cuyo tema central versaba sobre el aumento de la intención de suicidio en los jóvenes y la importancia de la detección precoz en los centros educativos. La implicación del profesorado de la mano de los equipos de orientación cada vez es mayor para conseguir el bienestar emocional en las aulas.
En la última fase de la ideación del suicidio, las personas pierden la conexión con el entorno e incluso con sus seres queridos. Cuando una persona se encuentra perdida y está desconectando del resto de la sociedad, si encuentra a alguien que le da su apoyo, le escucha y se siente comprendido/a, puede volver a conectar con su realidad y puede razonar y valorar positivamente su existencia. Este es el germen de las palabras que conforman este poema que escribí para clausurar el acto:
“Sigo existiendo por ti”
Vivo sin vivir en mí,
pero sigo existiendo por ti.
Estoy atrapada y, no sé si quiero escapar.
Todo mi mundo se derrumba y
me cuesta cada día volver a empezar.
¿Por qué me ignoran? ¿por qué no me ven?
¿Acaso me oyen?
¿O es que no me quieren ver?
Puede que sea yo. Todo me da igual.
Mi corazón ya no siente, no late,
ya no puede luchar.
Quiero desaparecer, quiero volar…
pero, noto tu mano, siento tu presencia,
y de repente, me haces dudar.
Tu cercanía me hace sentir,
que quizás me equivoco
y no es tan malo vivir.
¿Seguro que te importo? ¿Seguro que sí?
No te vayas de mi lado,
que tu abrazo me ayuda a seguir.
Vivo sin vivir en mí,
pero sigo existiendo por ti.
En este evento dedicaba el poema a toda la comunidad educativa, pero también a los/as que necesitan apoyo y los/as que pueden apoyar. Cuando prestamos atención activa y con cariño a las personas de nuestro entorno, y tendemos nuestra mano, estamos regalando esperanza e ilusión.