Esta fue una de las afirmaciones más contundentes de Pablo Rosser, Jefe de Patrimonio Histórico y Cultural y de Memoria Histórica del  Ayuntamiento de Alicante, durante la presentación el pasado miércoles 24 de noviembre en el Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil- Albert, de su libro “Historias y arqueólogos en Alicante: Historiografía arqueológica de los S. XIX y XX”

Pablo Rosser Limiñana, Doctor en Historia y Arqueología con una amplia trayectoria profesional y bastantes publicaciones en su haber, reconoció que bajo el título del libro se esconde, en realidad, una crónica que narra la evolución de la capital alicantina, de la cual el autor se confiesa profundamente enamorado, autodefiniéndose como “un alicantino que ama Alicante”. Según explicó, el libro aúna las que siempre han sido sus 3 grandes pasiones, arqueología, política y urbanismo, para hacer un detallado análisis de cómo la política ha marcado, negativamente en muchas ocasiones, el modelo de desarrollo urbano y el interés en la conservación del extraordinario patrimonio alicantino.

El libro es también un homenaje a los arqueólogos de los siglos XIX y XX: Doctor Rico, Padre Belda, Figueras Pacheco, el gran Enrique Llobregat y, en especial, a Lafuente Vidal, con quien más se identifica el autor y de quien cuenta que fue víctima de una “depuración política” por ser republicano y masón y por ello, apartado injustamente de su gran labor arqueológica durante más de 10 años, y para quien reivindicó el reconocimiento que en su día le fue negado.

Por lo que atañe al turismo, Pablo Rosser planteó la siguiente pregunta:“ Cómo puede haber Turismo sin Patrimonio ???”, incidiendo en que, lamentablemente, en Alicante no se ha desarrollado el turismo contando con el patrimonio, sino “a costa” de él, añadiendo que siempre se ha vendido a los alicantinos la idea de que “en Alicante no hay nada -excepto sol y playa-, para poder hacerlo todo…”, en clara referencia a la especulación urbanística que arrasó elementos patrimoniales de gran relevancia.

Tras un interesante debate con los asistentes, las conclusiones fueron que la gestión de lo público – como es el patrimonio histórico y cultural-, nunca debería estar sujeta a los vaivenes de lo privado, y que Alicante necesita, sin más demora, un modelo de ciudad integrador y que ponga en valor un Patrimonio Histórico que puede considerarse de los más importantes de Europa.

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