Ruta de azulejos de Santa Catalina Thomàs en Valldemossa: arte cerámico, devoción local y curiosidad turística
En el corazón de la Serra de Tramuntana, Valldemossa se alza como uno de los pueblos más visitados de Mallorca. Sus calles empedradas; sus casas de piedra con ventanales verdes; su histórica Cartuja donde vivieron, unos pocos meses, Frédéric Chopin y George Sand; sus cocas de patata; sus múltiples comercios o su mercadillo dominical conforman un destino más que interesante para turistas y residentes atraídos por el ambiente rural. Pero, además, quienes recorren su casco antiguo descubren un detalle que no pasa desapercibido: las cerámicas que narran la vida y milagros de Santa Catalina Thomàs – conocida popularmente como “La Beateta” o “Sor Tomasseta”-, la única santa mallorquina canonizada.
Una santa de Valldemossa
Catalina Thomàs nació en la Valldemossa en 1531 -tiempo de ataques de corsarios turcos-, en el seno de una familia humilde de campesinos. Desde niña mostró una profunda espiritualidad, y a los 21 años, tras una vida no exenta de pesares, ingresó en el convento de las canonesas agustinas de Palma. Allí vivió con austeridad y dedicación absoluta a la oración, alcanzando fama de mística y taumaturga. Falleció en 1574 y fue canonizada por el papa Pío XI en 1930.
Su figura ha permanecido muy viva en el corazón de los mallorquines, especialmente en su pueblo natal, donde se le atribuyen numerosos milagros. Uno de los más recordados relata cómo, cuando era niña y trabajaba como pastora, una fuerte tormenta amenazó con arrasar los campos. Catalina clavó su cayado en el suelo e invocó a Dios, y las nubes se disiparon de inmediato. En otra ocasión, según la tradición, multiplicó el pan para alimentar a los pobres que acudían al convento. Estos episodios, transmitidos de generación en generación, se convirtieron en símbolo de protección y esperanza para los vecinos.
La iniciativa cerámica de 1962
Se cuenta que la costumbre de colocar cerámicas con escenas de su vida en las fachadas de Valldemossa tiene su origen en una exposición celebrada en 1962, donde se mostraron azulejos decorados con episodios de la santa. Aquella muestra inspiró a los habitantes del pueblo, que comenzaron a encargar y colocar sus propias placas con la inscripción “Santa Catalina Thomàs pregau per nosaltres» o «Santa Verge Catalina que per sempre al cel regnau, ompliu de fe i de pau la vila Valldemossina«



Parece ser que, con el paso de los años, la iniciativa se fue convirtiendo en tradición local: hoy, prácticamente cada casa de las calles del centro histórico luce una o varias cerámicas que reproducen momentos de la vida de la Santa, desde su infancia hasta su ingreso en el convento, pasando por los milagros más conocidos. Estas obras, realizadas por ceramistas mallorquines, aportan un valor artístico añadido al patrimonio urbano. Cerámicas que, como muestran las imágenes, hacen referencia a milagros (o pasajes en su vida) -los comentados anteriormente y otros más, como por ejemplo-:
- Encuentro con San Antonio Abad: una noche de San Juan, la luz en todo su esplendor de la luna llena penetró en su habitación. Creyendo que había amanecido, se levanta como hacía cada amanecer para recoger agua a una cercana fuente. Cuando se encuentra allí, la campana de la Cartuja da las doce de la noche. Asustada y desorientada, cuenta la leyenda que, San Antonio Abad bajó del cielo y la tomó de la mano para llevarla hasta su casa
- Consuelo Divino: de niña, mientras recogía espigas recibió la visión de Jesús crucificado. Más tarde, tras irse de una fiesta popular que se celebraba en el pueblo, fue la Virgen quien se le apareció para decirle que su hijo la había escogido. Y así en varias ocasiones, cuando Catalina se encontraba sola y deprimida, recibía el consuelo divino.
- Rezos para ingresar en el Convento: aunque carecía de dote, tras varias negativas por parte de varios conventos, finalmente, sus rezos dieron resultado y el Padre Castañeda le anunciaría que podía elegir el convento en el que ingresar. Todavía se conserva en Palma la piedra en la que esperaba sentada rezando.
Vida y milagros de una Santa que, según la creencia popular, protege a la villa de todos los males.
¿Ruta de cerámicas, atractivo turístico?
Quizás, no existe (o se publicite) una ruta de las cerámicas de Santa Catalina Thomàs como tal, aunque resulte curioso encontrarlas según vas paseando y despierte el interés por conocer la vida y milagros de esta Santa… incluso visitar su Casa Natal de Catalina Thomàs convertida hoy en capilla. Interés que, en este caso, ha dado lugar a este artículo 😉
Más allá del legado histórico de Valldemossa, más allá de sus ajardinadas casas de origen árabe, más allá de sus cafés «con vistas«, más allá del recuerdo de la visita de personajes ilustres … más allá de sus muchos atractivos patrimoniales, recorrer su casco antiguo y encontrarte con estas cerámicas se puede considerar una forma de inmersión en la tradición local.
Una tradición que se remonta a los años 60 del siglo pasado y completa la visita a este bello lugar ¡de los más apreciados por los mallorquines!… un destino en el que la fe, la cultura, la tradición y el turismo se dan la mano.