Un viaje a través del patrimonio, los vientos, los sabores y el vino en el corazón de La Mancha.
Uno llega a Campo de Criptana con la imagen romántica de un caballero andante enfrentándose a unos molinos… y se marcha entendiendo que esos “gigantes” no eran fantasía, sino símbolos de una tierra llena de verdad, carácter y autenticidad.


Molinos: sabiduría popular en torno a los vientos
Los molinos no son solo el icono de Campo de Criptana, sino auténticos libros de viento escritos por generaciones que supieron interpretar las corrientes, orientar las aspas y transformar el cereal en vida. Situados en lo alto del Cerro de la Paz, dominan el paisaje y la historia. Algunos aún conservan su mecanismo original, como muestran las imágenes tomadas en su interior, donde cada engranaje de madera parece seguir latiendo con vida propia gracias a «románticos» molineros como Juan Bautista Sánchez Bermejo, que cuidan y restauran estos gigantes.



Visitar estos molinos es comprender cómo la sabiduría popular —sin tecnología, pero con experiencia— convirtió a La Mancha en una tierra de ingenio, resistencia y adaptación al entorno.
Gastronomía manchega: cerdo y cordero, bases de la cocina popular
La cocina de Campo de Criptana es sincera y rotunda. En las jornadas vividas dentro del programa Sabor Quijote de la Diputación de Ciudad Real, el protagonismo fue para los productos tradicionales: el cerdo, base de embutidos, guisos y asados, y el cordero manchego, rey indiscutible de calderetas y recetas con siglos de historia.




Gachas, pisto, asadillo, queso manchego, migas… sabores de fuego lento, de cocina heredada, de mesas compartidas y buena compañía.
La Cencibel y la reina Airén, dos variedades de uva que en estas tierras alcanzan su máxima expresión
La Cencibel, variedad reina en Castilla-La Mancha, es la misma uva que en otras regiones conocemos como Tempranillo o Tinta del País. Aquí adquiere una personalidad única, moldeada por el clima, los suelos y la tradición.
El gran Alejandro Fernández lo entendió como pocos y quiso unir las dos Castillas con el vino. Por eso fundó en Campo de Criptana las Bodegas El Vínculo, donde dio vida a tintos con carácter manchego y blancos elaborados con Airén, la variedad blanca más plantada del mundo.




También otras bodegas como Castiblanque apuestan por un enoturismo profesional, con catas, visitas y experiencias que conectan al visitante con la cultura vitivinícola local.
Un brindis al atardecer… y una pregunta sin respuesta
La experiencia culminó en la terraza del Restaurante Las Musas, mientras el saxofonista Alberto París interpretaba su repertorio y el sol se ocultaba tras los molinos. Una copa en la mano, buena compañía, una agradable conversación, como sólo el vino puede hacer aflorar, y la certeza de haber vivido algo auténtico.


¿Molinos o gigantes?
Todo depende de los ojos con que se mire, del tiempo que se le dedique, y del alma que uno traiga al viaje. En Campo de Criptana, la realidad y la imaginación conviven… y brindan juntas.
Gracias al Ayuntamiento de Criptana, a la Diputación de Ciudad Real y a Sabor Quijote por ayudarnos a conocer más La Mancha.

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